Tecnópolis en vacaciones

  • 2011-07-15 16:37:31

Un paseo por la Antártida con una temperatura de 7 grados bajo cero, sentir las vibraciones

de un reactor nuclear desde sus instalaciones subterráneas, jugar con un robot que se comunica con los humanos y recorrer miles de

libros en una biblioteca gigante, son algunas experiencias imperdibles que ofrece la megamuestra Tecnópolis.

La exposición permanente inaugurada por la presidente, Cristina Fernández de Kirchner, en Villa Martelli –norte del Gran Buenos Aires- propone a los visitantes interiorizarse en diversos ámbitos de la ciencia y la tecnología, según los cinco continentes en que fueron divididos: Tierra, Fuego, Aire, Agua e Imaginación.

En el primero de ellos, se destaca una instalación de “plantas electro-orgánicas”, donde en la medida que cada uno pasa

sus manos por diversas plantas se genera un cambio en el ambiente, tanto en los colores como en movimientos del ícono del continente

Tierra.

La idea, según el anuncio es “una relación sensual real entre el tacto, lo orgánico y la tecnología. El hombre planteado como un

dios que genera vida. El cielo y el infierno en un mismo espacio, en una misma realidad”, mediante los impulsos generados por las

plantas y el tacto humano.

En el continente Fuego, mediante el recorrido a varios domos se puede conocer todo el proceso de la energía nuclear, e ingresar

a un cubículo cuyo movimiento y vibraciones dan la sensación de descender al corazón de un reactor y presenciar el proceso de

fisión del átomo.

En otro domo del mismo sector, un video tridimensional muestra los detalles del reactor CAREM (Central Argentina de

Elementos Modulares), un proyecto íntegramente argentino que suministrará energía a pequeñas ciudades y, en la medida que

aumente su población, podría extenderse mediante el sistema de módulos.

En el continente Aire, el principal atractivo externo lo constituye la exposición de aviones históricos, como los Pulqui I y II, que están junto al también argentino Pucará.

En el sector interno del edificio icónico de este espacio se puede virtualmente viajar por el espacio y ver Tecnópolis mientras

se tripula una nave en el vacío, mediante imágenes tomadas por los dispositivos argentinos que orbitan la Tierra.

El recorrido es entre modelos a escala de satélites, entre ellos el SAC-D/Aquarius, recientemente lanzado en forma conjunta

por Argentina y Estados Unidos.

Una caminata por las pasarelas del mirador del glaciar Perito Moreno, con rompimiento de sus gigantescas paredes sobre las agua

heladas del Lago Argentino, es la experiencia más espectacular del sector Agua.

En este continente, también se puede hacer un breve paseo por un espacio antártico, rodeado de hielo, junto a guías con sus típicos trajes naranjas, donde la temperatura es de unos 7 grados bajo cero.

En el pabellón de la Imaginación, donde es posible jugar con un robot capaz de identificar rostros y conversar, se destaca una

gigantesca biblioteca de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, con sus 10 metros de alto y una superficie cercana a los

100 metros cuadrados.

Un sistema informático ofrece al visitante una intervención artística automatizada, con juego lumínicos, proyecciones y una

ambientación sonora, que expresan el constante movimiento del mundo de las aparentemente estáticas bibliotecas.

En otros espacios de la muestra se puede ver un pequeño parque eólico con molinos de viento, una exposición del Tanque Argentino Mediano (TAM) en sus tres versiones u operar una maqueta de los Talleres Navales Dársena Norte, entre otras numerosas opciones, que requieren al menos de una jornada completa para disfrutarlas en sus totalidad.