Protocolo para la cobertura de casos como el de Candela ¡ya!

  • 2011-09-11 19:42:00

Por Pedro Noel Romero, de la redacción de NOVA.

Tal como lo propuso NOVA en el panorama político nacional del pasado domingo, el Ministerio de Seguridad de la Nación , a cargo de Nilda Garré, acaba de tomar la iniciativa de adoptar -por la vía del diálogo con los medios- un protocolo para la cobertura periodística de casos como el de Candela Rodríguez, que tuvo un trágico desenlace.



La medida fue pensada en el marco de las irregularidades que se cometieron durante el secuestro y posterior muerte de la niña, y que pusieron en tela de juicio la filtración de información por parte de la Policía y difundida por los medios, que habría perjudicado la investigación.



Este domingo transcribimos todo el panorama de la semana pasada porque hay muy poco que agregar respecto de la postura que desde este espacio asumimos respecto de la espantosa cobertura de los medios en los 10 días que transcurrieron desde que se conoció la noticia del secuestro de Candela y la aparición de su cuerpo tras haber sido asesinada.



Antes de pasar al texto completo de aquel panorama, no podemos dejar pasar por alto el terrorismo periodístico que practica C5N cuyo especialista (¿?) en seguridad y criminalidad, Paulo Kablan, exhibió durante toda la semana las fotos del presunto asesino de Candela pasando por encima del beneficio de la presunción de inocencia con que cuenta todo ciudadano.



Tampoco podemos soslayar los numerosos bloopers y gruesísimos errores que cometen a diario los especialistas en idéntico tema de la totalidad de los medios. Intervenciones como la de Ricardo Canaletti que juró y perjuró que no iba a develar nombres de detenidos por el caso Candela y no terminaba de expresar su posición cuando las placas de datos y zócalos devalaban las identidades.



El periodismo está obligado a llenar espacios televisivos y no se permiten las dudas y titubeos aunque lo que se vaya a decir respecto de casos como los de Pomar y Candela Rodríguez no esté chequeado o se tenga conciencia de que se va a vender pescado podrido o la mentira más increíble que pueda difundirse. Es la TV amigos, donde pareciera que las gerencias de noticias obligan a los cronistas a vender hasta a sus madres con tal de tomar la delantera informativa con primicias.



La postura de Nilda Garré



Consultada por el periodismo el último viernes y tras firmar convenios de cooperación con su par de Defensa, Arturo Puricelli, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, advirtió que los medios periodísticos deben unificar criterios para tratar públicamente hechos como el de Candela Rodríguez, y en ese marco se mostró en favor de un protocolo para "garantizar un procedimiento único para todos los casos"; a su vez, advirtió que en "una investigación tan delicada" la información debe "ser muy reservada y llevada con mucho cuidado".



La ministra cree, de esta forma, que es hora de establecer dicho protocolo que permita una cobertura seria de los medios de comunicación para casos como el de Candela y es de la idea de dialogar con los responsables de las empresas periodísticas para consensuar la decisión a adoptar.



Nilda Garré no tuvo titubeos en afirmar, respecto de la investigación del caso, que "bastante confusión se ha agregado a este hecho tan doloroso de manera que no quiero agregar más", y consideró que "una investigación tan delicada como esta debe ser muy reservada y llevada con mucho cuidado".



También cuestionó que “el afán de información de la gente y de los medios por satisfacerla puede determinar que se entregue información al delincuente, y que se le faciliten cuartadas o huidas".



El caso Candela debe provocar la urgente implementación de un protocolo para la cobertura mediática



El trágico desenlace del caso Candela Rodríguez debe provocar la urgente implementación de un protocolo para la cobertura mediática de este tipo de hechos porque la situación no da para más, habida cuenta de que la actitud de los medios en los 10 días que transcurrieron desde el secuestro de la menor y la aparición de sus restos fue bochornosa.



La realidad amerita que el Estado, por la vía del Ministerio de Justicia y la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), adopte decisiones al respecto, que ordene la cobertura mediática de secuestros de igual forma que tiempo atrás se hizo con los casos de tomas de rehenes.



En medio de esta etapa institucional de plena aplicación de la nueva ley de medios, los casos Pomar y el secuestro y posterior crimen de Candela deberían disparar la inmediata intervención del Estado para impedir que los argentinos volvamos a ser testigos del despliegue de los móviles televisivos y radiales complicando el accionar de la justicia y de las fuerzas de seguridad.



Se montó en el domicilio de Candela un show mediático en el que prevaleció el minuto a minuto y las señales de noticias de la TV por cable jugaron una pulseada con la TV abierta a tal punto de que, puertas adentro de las producciones, hubo festejo cuando las mediciones indicaron que los canales de noticias ganaron la partida en audiencia desde que irrumpió la noticia que dio cuenta del hallazgo de los restos de la niña en una bolsa a 30 cuadras de su casa, en Hurlingham.



La implementación del protocolo que fuere para futuros hechos de esta naturaleza deberá tender a desarticular la conexión que existe entre funcionarios del Poder Ejecutivo del área de Justicia y Seguridad y comisarios de las policías Bonaerense y Federal que se conectan de forma permanente e impune con las producciones de Crónica TV, C5N, TN y América 24 para facilitar primicias o trascendidos para terminar complicando una investigación.



Son las fuentes a las que nunca se identifica -es obvio porque forma parte de la labor periodística- el argumento que tienen los cronistas cuando se debaten entre primicias y la continuidad de la labor de los móviles y tienen prohibido decir al aire que no tienen novedades desde el punto de cobertura.



De esta forma, esa conexión entre funcionarios políticos y policiales con los medios origina la venta de pescado podrido envasado en las modalidades de difusión de rumores y trascendidos y supuestas primicias.



El resultado es la complicación del escenario y la marcha de las investigaciones a tal punto que, de forma increíble, jueces y fiscales tienen que advertir a los periodistas de lo obvio: no pueden ventilar por la televisión y las radios datos inherentes a la labor investigativa porque sería una forma de “avivar” y adelantar la jugada y estrategia a los delincuentes.



Los casos Pomar y Candela fueron lo suficientemente explícitos como para que el Estado haga algo para ordenar la cobertura mediática porque los medios por sí solos se dedican solamente a jugar una carrera para el rating televisivo y el show. La elaboración de un protocolo de procedimientos al respecto bien podría ser consensuado entre las autoridades del Ministerio de Justicia y la AFSCA ; sea de la forma que fuere, urge la toma de decisiones por el caso Candela y la bochornosa cobertura periodística.



También alentaron la pésima labor de los medios el ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, y sus funcionarios, que al igual que funcionarios policiales aconsejaban a la madre de Candela a que hablara con los medios cada tres horas.



La continuidad de Casal en el gabinete de Daniel Scioli pende de un hilo y de lana, independientemente de que fueran a originarse adelantos en la marcha investigativa para dar con los autores del secuestro y asesinato de Candela Rodríguez.



Esta posición desde los panoramas políticos de NOVA no deja de considerar el aspecto tal vez medular que hubiera podido disparar el caso y que tiene orígen en los antecedentes delictivos de la familia Rodríguez y su entorno, y que hoy es materia de investigación. Tampoco se puede caer en lo obvio para salir a culpar –los periodistas- a los padres de la menor por este trágico hecho después de haber usado a la madre para montar los shows televisivos y radiales.



Los medios fueron usados y éstos, a su vez, usaron a la familia Rodríguez para mantener vivas las coberturas, el resto, todo lo que deba dilucidarse respecto de quienes comandaron el secuestro y asesinato es labor que corresponde a la Justicia.



Hasta fue ingenuo y contribuyó mucho para complicar la labor investigativa de Juan Carr (Red Solidaria), con su invitación a personajes del espectáculo para llevar adelante un maratón telefónico de 48 horas para encontrar a Candela. Un espanto del que son ajenos los actores porque, ante semejante propuesta, no tienen forma de negarse a colaborar por más descabellada que fuera.



Nada más para agregar. Sólo instar una vez más a que el Estado haga algo para que no exista una sola cobertura mediática más como la que hubo en los casos Pomar y Candela.