La historia de un trabajador, que se convirtió en bandera de lucha

  • 2018-04-30 14:15:07

En este nuevo Día del Trabajador, qué mejor homenaje que rendirle tributo a uno de los nuestros, que por desidia empresarial y por esas raras contradicciones del destino, perdió la vida en mismo lugar donde se la iba a ganar.

Por: Carlos R. Correa
carloscorreaprensa@gmail.com

El caso

El miércoles 26 de marzo de 2008, Damián Leonel Correa (25) concurrió como todos los días a su trabajo en Laboratorios Maprimed -ubicado en el barrio de Mataderos- que en ese momento era una empresa subsidiaria del poderosísimo Grupo Roemmers.

Tenía horarios rotativos y esa semana debía trabajar en el turno tarde, por lo que ingresó a las 14 y hasta las 22 debía cumplir sus habituales tareas en la sección sólidos, labor que consistía en manipular drogas medicinales que después se transformarían en distintos comprimidos curativos.

Pero a poco de comenzar con su trabajo después de la pausa de las 18, una falla en la seguridad industrial hizo que esa jornada laboral se transformara en tragedia. En primer lugar por convenio, al tener una corta capacitación, Damián debió ingresar al sector acompañado… Además, se conectó confiado porque la rosca de la válvula de oxígeno debió ser distinta a la de nitrógeno, por lo que no debía haber dado lugar a que se equivocara, con el agravante que la señalización de colores eran difusos… El justificativo de la empresa y del supervisor de turno, fue que el sector estaba en refacciones y por ello se había improvisado un habitáculo precario…
Lo cierto es que mi hijo, en vez de enchufar el pico de su escafandra a oxígeno (vida), lo hizo a nitrógeno (muerte) y falleció instantáneamente. Lo que sigue tiene un tinte morboso que por una cuestión de buen gusto voy a obviar de relatar (*). En realidad, en este Día del Trabajador no quiero hurgar en mi memoria para remover recuerdos dolorosos… Prefiero quedarme con lo bueno que sucedió en el laboratorio después de la partida de Damián…

El contexto era de total indefensión para los trabajadores. No estaban sindicalizados y una década atrás, la perversa modalidad con que algunos gremios se manejaban en detrimento de los que deberían representar, era similar a la actual, aunque tengo en claro que la mayor responsabilidad fue de la empresa… Es que la culpa nunca es del chancho…

Lo que siguió fueron todas llenas para los compañeros de Damián, porque pese a que recibieron intimidaciones, amenazas de dejarlos sin trabajo y presiones de todo tipo, no se amilanaron, fueron al sindicato que los debía defender y representar (ATSA) y exigieron el apoyo que necesitaban para formar una comisión interna, algo que estaba vedado -entre otras cosas- por el temor de ellos a perder sus fuentes de ingreso, pero también porque el parámetro de estas empresas multinacionales siempre es la plata y como para ellos los trabajadores son nada más que un número, preferían ser generosos con los inspectores del sindicato, pero no con sus empleados…